"El que se engrandece a sí mismo, será humillado y el que se humilla, será engrandecido".
Lc. 14, 1. 7-14
Hay personas que valoran tanto su importancia que cobran por presentarse en una fiesta. Y no faltará quien pague por ir a esa fiesta con tal de conseguir una selfie con ese famoso o famosa. Ese mundo de las apariencias, de la fama y el prestigio no tiene nada que ver con el Reino de Dios, con la fiesta de Jesús.
En su fiesta, a la que estamos invitados, se presentarán los hambrientos y sin techo. Habrá cojos y ciegos, y estarán también los rechazados por gordos o por feos. Esos que no serán nunca los protagonistas de un comercial, y cuyas fotos no llenan nuestros ojos en los espectaculares.
¿A qué aspiras en la vida? ¿Qué te haría feliz?, ¿La selfie con el famoso, o servir junto con Jesús en la fiesta de la gratuidad?